Hace poco más de un año, cuando el boom de “Despacito” catapultó al reguetón a la memoria global, un abuelo español, con gafas oscuras, collares de oro en el cuello y ropa holgada, hacía lo suyo en redes sociales para enseñar al mundo cómo ser una estrella del género urbano latino más popular del momento.
Parecía cómico pero tenía mucho de cierto. En un video emitido en el programa “El Hormiguero” del canal español Antena 3 que rápidamente se hizo viral, Melquíades mostró en escasos tres minutos las claves para tener éxito en el género que nació en la década de los años 90 con “El General”.
Ritmo y letra pegadizos, acento latino y Auto-Tune (un software que facilita la tarea de corregir la afinación) fueron las herramientas que el abuelo enumeró para componer “A mí me gusta el taca-taca”, un tema que obtuvo más de cuatro millones de reproducciones en YouTube. Nada mal para un principiante.
Sin embargo, lo que Melquíades planteó resultó ser apenas la cuota inicial para ser una estrella del reguetón. Se le escaparon varios detalles, entre ellos el manejo de las redes sociales, la colaboración con otros artistas, “la calle”, la innovación y la persistencia.
Ni Daddy Yankee, ni Nicky Jam, ni J Balvin, entre otros grandes, se hicieron solos. Detrás de ellos hubo un equipo de productores, realizadores, maquillistas, arreglistas, asistentes y mánagers que, como parte de la industria musical, jugaron un papel fundamental.
“La industria completa se tuvo que adaptar a ese boom inesperado del reggaetón”, opina en diálogo con DPA la relacionista pública Andrea Ramírez, que ha trabajado con varias grandes disqueras como Warner y Sony.
Su experiencia de más de una década con artistas de todos los géneros la hacen pensar que el urbano latino “llegó para quedarse”. “No creo que desaparezca, por el contrario va a comenzar a tener variables sin dejar de ser en esencia reggaetón”, agrega al considerar que Miami, la “ciudad del Sol”, sigue siendo una de las mecas de los nuevos y tradicionales ritmos latinos.
En ese sentido, el productor e ingeniero de sonido mexicano Héctor Jon opina que mientras el reggaetón genere el dinero que ha generado seguirá entre lo más escuchado del mundo porque la industria musical es ante todo un negocio que genera millones de dólares mensuales. Los datos de Spotify hablan por sí solos: en su balance de 2017, el mayor servicio de música en streaming del planeta reportó que la reproducción de canciones de origen latinoamericano aumentó un 110% en todo el mundo.
“Es verdad que una letra pegadiza, un buen beat (ritmo) y una producción de calidad hacen mucho pero nada de eso es suficiente si no se estás en la calle con el público, si no tienes suficientes likes en las redes sociales y si no tienes un corazón de luchador”, opina por su parte el DJ radial Alex Sensation (Javier Salazar).
Para Sensation, quien ha tocado en las principales emisoras hispanas de Miami y Nueva York, las redes sociales y las plataformas digitales han sido determinantes en el éxito de los artistas del género urbano. “Los jóvenes de ahora, llámense ‘millennials’ o ‘post-millenialls’, son los responsables”, detalla.
Artistas como Ozuna, Bad Bunny y el propio J Balvin, que ya es el más escuchado en el mundo, han ganado niveles incalculables de popularidad con el simple contacto constante y cercano con sus seguidores por medio de las distintas redes sociales.
“De las redes pasaron a las calles y de ahí a los clubs. Después de ser virales productores y disqueras, muchas de ellas como el Cartel Récords, que pertenece a Yankee, se asociaron con ellos y los lanzaron ya a la radio con ‘mega-hits’”, insiste Salazar.
Las colaboraciones entre artistas del mismo o de otros géneros han demostrado por su parte que el reggaetón es un ritmo que no discrimina ni segrega y que, por el contrario, reafirma que la música urbana tiene espacio para todos.
“Es increíble ver que un solo artista puede estar entre los número uno con dos o tres canciones porque no tiene temas exclusivos sino compartidos. Eso antes no se veía y es algo muy rescatable del reguetón”, añade Ramírez.
Sin duda, las dinámicas de la industria musical han ido cambiando con el explosivo ascenso del reggaetón. Más allá de lo planteado por el abuelo Melquíades, las estrellas de ese género, que causa sentimientos encontrados, han salido a la conquista de un mercado global con una base de español, un buen ritmo, un bloque de persistencia, una pizca de brillo y mucho compañerismo.